La primera vez que leí este libro, sentí que mi vida se partía por la mitad, como una manzana, exactamente así. Me enamoré de Carol, sin remedio, quise soñar que alguna vez, viviría una historia tan hermosa como esta.

Patricia Highsmith desnuda emocionalmente a dos mujeres distintas, que se encuentran en unos grandes almacenes. El amor hablado desde una sencillez sublime y la pasión que duerme en las líneas en el relato, nos permite intuir que ambas protagonistas son sumamente inteligentes, delicadas, valientes. La autora, nacida en Texas en 1921, describe con una enorme naturalidad en el año 1953 bajo el seudónimo de Claire Morgan, una relación lésbica, desde un punto de vista muy dulce y con un desenlace nada usual para la época.

Una perspectiva nueva

He leído numerosas obras de Patricia Highsmith, y aunque generalmente apuesta por el suspense y el análisis psicológico de unos personajes atormentados que oscilan siempre entre «el bien y el mal», así como por relaciones torcidas y dolorosas que llevan irrevocablemente al crimen y pérdida de la cordura, en el caso de Carol abandona esa costumbre, y decide contar con ternura la belleza etérea del amor que se cuece despacio, sin prisas, manejando a dos personajes muy sensatas y medidas.

De este modo, la única comparación que puedo hacer entre esta y otras obras de Highsmith, es el rol que le ofrece a la mujer, pues batalla contra el sexismo de aquellos años, con ayuda de las palabras, sus personajes femeninos suelen ser mujeres eruditas, inteligentes, sensibles e independientes.

Paralelismos en femenino

«El Hechizo de Elsie» supuso también, aunque desde un prisma distinto, la exposición del amor no-convencional. Un matrimonio joven neoyorquino, moderno, en el que ambos comparten las tareas de la casa y  la educación de una hija pequeña, y una joven que nunca habla en primera persona,que solo se puede observar desde fuera, que ni siquiera llegamos a conocer intensamente, que resplandece como una sombra bonita e inalcanzable y de la cuál, se enamoran los dos miembros de la pareja. El narrador, en este caso, no es uno de los protagonistas, como ocurriese con Carol, se trata de un narrador omnisciente que por alguna razón, se infiltra mucho más en los pensamientos de Jack, el marido, el cuál ama a la joven, y contempla sin mayor dramatismo, cómo su mujer también lo hace.

Como dije anteriormente, «El Hechizo de Elsie» transcurre en una atmósfera distinta y conlleva un matiz muy desigual con respecto a la historia de «Carol».

La duda

Cuando alguien cierra la última página del libro, suele (no siempre) producirse la misma cuestión: ¿existió Carol realmente?, ¿es Therese el reflejo de la mirada y el corazón de Patricia Highsmith?.

Recomiendo la lectura de este libro, contemplativo, audaz, maravilloso, que sacude nuestro centro y nos lleva, al menos a mí, a una intensa metamorfosis de nuestra perspectiva del amor.